A Pablo Zamorano, cantaor y amigo.
I
¿Dónde vas niña del alba,
pisando las rojas piedras,
con tus nuevas albarcas?
¿Dónde vas por la mañana,
corriendo entre olivares,
bajo un mar de nubes canas?
(Dichosa empresa temprana;
merced de tal alegría,
¡desde el monte oyes campanas!
¡Constancia y alebosía,
en querer llenar de luz
las todavía adormecidas ventanas!)
Déjame, flor lozana,
acariciar el último haz de sueño
enredado entre las sábanas.
Déjame, flor que emana,
ser por un segundo el dueño
de la gran preciada manzana.
Quiero cometer pecado contigo,
quiero jamón, pan y vino,
quiero a la moza que más quiero
y por ti quiero ser querido.
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