Guarda bajo llave la envidia
el calor de tu cuerpo
y vigila con ojos atentos
cada paso que das.
Siente tu perfume
a distancias lejanas
cercanas a la obsesión.
No repara en ti
sino en quién te acompaña,
miradas de ira con mala saña.
Aún reinando la Luna
tras tu sombra vaga,
poco a poco el aire se acaba
y sientes como te asfixia un rosa aliada con la envidia embustera.
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