<<nunca digas nunca>>
y me acordé de vos.
Me encerré en el cuarto de aseo,
eché el pestillo, apagué la luz
y delante del espejo(¨que feo¨ pensé)
prendí una vela azul.
Al principio no pasó nada,
¡ah! Claro, había que gritar
tres veces
NUNCA.
Seguía sin pasar nada,
intenté de nuevo,
incluso a oscuras podía
intuir cómo las cenefas sentían
lástima propia de mi.
Probé a encender la luz,
estuve a punto de quemar
los pelos del cepillo de dientes
con la mecha prendida
que de pronto rodó.
Primero ardió la toalla de baño,
luego el viejo albornoz,
ocho rollos de papel higiénico
y un calcetín sudado.
Hoy escuché aquello de:
<<nunca digas nunca>>
y me acordé de vos.
Me encerré en el cuarto de aseo,
eché el pestillo, apagué la luz
y delante del espejo(¨que feo¨ pensé)
prendí una vela azul.
Al principio no pasó nada,
¡ah! Claro, había que gritar
tres veces
NUNCA.
Seguía sin pasar nada,
intenté de nuevo,
incluso a oscuras podía
intuir cómo las cenefas sentían
lástima propia de mi.
Probé a encender la luz,
estuve a punto de quemar
los pelos del cepillo de dientes
con la mecha prendida
que de pronto rodó.
Primero ardió la toalla de baño,
luego el viejo albornoz,
ocho rollos de papel higiénico
y un calcetín sudado.
Hoy escuché aquello de:
<<nunca digas nunca>>
y me acordé de vos.
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